no hay calor más febril, que el calor que en tus brazos sentí...
uno siempre va dejando algo, uno siempre olvida y siempre recuerda, somos seres extraños que se mueven a razón de momentos, recuerdo cuando era un niño y aquellas tarde de enero cubrian la ciudad de un manto frio que agudizaba todo, las callecitas, la bruma, el viento, la mano cálida de mi madre, ella, la señora callada, de corazón noble, ella, si enero fuese mujer sería mi madre, con sus gana de soportar todo, tengo la completa seguridad de que ella, en sus días jóvenes, suspiro al escuchar esta canción....